No hay muchas publicaciones científicas que aborden el tema de la subjetividad en los estudios geológicos y su impacto. En una de ellas, Baddeley et al. (2004) lo expresan claramente en algunas frases: “los juicios de los expertos pueden estar sesgados por su uso de heurísticas para guiar la formación de sus opiniones” o “las opiniones aceptadas o previas de los expertos existentes afectan sin duda el juicio de otros, incluidos los futuros expertos en formación”. Hablemos un poco sobre este asunto, como sedimentólogos, desde el mismo momento en que observamos un afloramiento.
Un sedimentólogo llega al afloramiento, lo observa desde cierta distancia y luego se acerca para verlo a unos pocos centímetros. Realiza dibujos y registros sedimentarios y toma notas. ¿Todos estos datos son objetivos… o no? Bien, asumamos que toda esa información recopilada fue objetiva y completa. Después de la recolección de datos, el sedimentólogo decide que es hora de pensar en el paleoambiente; algunas ideas preliminares ya han surgido en su mente inevitablemente.
¿Cómo se vería el ambiente cuando todas esas rocas sedimentarias eran solo partículas sueltas? – ¿subaéreo? ¿bajo el agua? ¿marino? ¿fluvial? ¿Qué proceso las movería? ¿Viento, agua? Esto es solo el comienzo. Toda la información del afloramiento se registró en un cierto formato, pero puede reformatearse a uno diferente cuando estamos en la ‘oficina’. Los ‘datos en bruto’ también pueden procesarse a través de herramientas matemáticas. En este punto, la situación más común es que un sedimentólogo busque ‘evidencia’ para una hipótesis que tiene en mente. El sedimentólogo está en la etapa de interpretación. La palabra clave es: evidencia. Pero, ¿qué es realmente la evidencia y cómo la determinamos? La evidencia se construye a partir de la suma de lo siguiente: (1) observaciones, (2) registro de datos, (3) procesamiento de datos y (4) interpretación de datos.
(1) Observaciones: son solo descripciones que hacemos de todas esas señales externas que nuestro cuerpo humano recibe y procesa. El hecho de que diferentes personas pueden no observar las mismas características que otros se puede explicar por las diferencias en los sistemas celulares que realizan la recepción y el procesamiento de señales externas en cada uno de nosotros (por ejemplo, la luz que es recibida por las células de nuestros ojos, transformada en un tipo diferente de señal y luego procesada por neuronas). La diferencia más común entre nosotros es la agudeza y el color de nuestra visión. Solo la variabilidad en este aspecto puede resultar en observaciones bastante diferentes. Pero no necesitamos compararnos entre nosotros en la búsqueda de variabilidad de observaciones del mismo afloramiento. Durante mis años como geólogo de campo, he corregido mis propias observaciones tantas veces en algunos afloramientos cuando me acercaba más o simplemente cambiaba el ángulo de visión. La experiencia me ha hecho cada vez más cauteloso al registrar esas observaciones como inmutables.
(2) Registro de datos: aquí saltamos de inmediato al campo de las heurísticas. Las heurísticas son las estrategias que seguimos para resolver un problema que derivan de experiencias previas al abordar problemas similares. Estamos frente a un afloramiento porque queremos entender mejor la naturaleza; lo más probable es que un aspecto dado de ella, por ejemplo, los procesos y consecuencias del transporte de sedimentos en sistemas fluviales. ¿Qué información vamos a registrar y qué ‘descartaremos’? Sí, descartar, porque no podemos registrar toda la información que posee un afloramiento y porque alguien más nos ha enseñado que debemos preocuparnos por cierta información y no por otra. También nos enseñan cómo estructurar y organizar nuestros datos de campo. Algunos sedimentólogos deciden registrar datos de una forma o de observaciones que son diferentes de lo habitual. ¿Cómo podemos estar seguros de que estamos registrando los datos relevantes, y en la forma adecuada, que necesitamos para avanzar en nuestro campo de la ciencia? ¿Estás seguro de que lo haces? Yo no.
(3) Procesamiento de datos: aquí las heurísticas son nuevamente fundamentales. El sedimentólogo podría utilizar algunas herramientas o modelos estadísticos para ver si hay patrones en el conjunto de datos. Esos patrones podrían ser radicalmente diferentes dependiendo de la herramienta o modelo estadístico utilizado. La predicción es una capacidad muy deseada por la mayoría de los sedimentólogos, y los patrones ayudan a definir reglas predictivas. Nuevamente, me he encontrado y he visto a otros hablando con entusiasmo sobre ciclos y organización jerárquica al discutir sobre datos de campo. Casi nunca sobre aleatoriedad. Cuando usamos estadísticas, estamos ansiosos por encontrar patrones. Admitámoslo, nos encanta pensar que la naturaleza casi siempre nos muestra un registro sedimentario organizado. ¿Puede esta mentalidad ser un problema para los estudios sedimentológicos? Yo creo que sí.
(4) Interpretación de datos: esta es la etapa final y quizás la que un sedimentólogo estará más propenso a sufrir problemas con heurísticas. Esto se debe a que sentimos la ‘presión’ de llegar a una conclusión, y si es solo una y inequívoca, mucho mejor. Hay una buena variedad de sesgos que resultan de las heurísticas que utilizamos; y estos sesgos nos llevan a cometer errores. La Tabla 1 resume algunos ejemplos de sesgos heurísticos con posibles ocurrencias para estudios de afloramientos.
La próxima vez que llegues a un afloramiento, no importa cuánto experto creas que eres, recuerda que caerás en algunos de ellos.
Tabla 1. Ejemplos de sesgos heurísticos en estudios de afloramientos.
Referencias
Baddeley, M.C., Curtis, A. y Wood, R., 2004. Una introducción a la información previa derivada de juicios probabilísticos: elicitación de conocimiento, sesgo cognitivo y pastoreo. Sociedad Geológica, Londres, Publicaciones Especiales, 239(1), pp.15-27.